Mejorar la calidad de nuestra educación secundaria es vital para propiciar mayor movilidad social, alcanzar mayor competitividad económica y lograr una sociedad más justa y equitativa. Precisamente, porque permite conseguir todos esos objetivos a la vez, estimular el mejoramiento de la educación secundaria es posiblemente la acción más importante para el bienestar integral de la sociedad costarricense en los años venideros.
Lo alentador es que, como reveló recientemente un esclarecedor reportaje de este periódico, este es también el clamor de un enorme porcentaje de nuestros estudiantes de secundaria. Lo desalentador es observar al Ministerio de Educación Pública bloqueando las escasas oportunidades de lograr ese objetivo que hoy tienen los jóvenes en la educación secundaria pública, como está haciendo al negarle al Colegio Técnico Profesional de Siquirres la oportunidad de poner en práctica el bachillerato internacional.
El potencial del Programa de Bachillerato Internacional para elevar la calidad de la educación secundaria pública nacional ha sido evidenciada por los extraordinarios resultados alcanzados en el Colegio de Palmares. Ahí, al igual que están haciendo los estudiantes del Liceo Gregorio José Ramírez en Montecillos de Alajuela, los jóvenes abrazaron la oportunidad de cursar el programa de secundaria de más alto nivel mundial. Y lo han hecho en conjunto con sus educadores, con los padres de familia y la comunidad.
Reconociendo el valor de esta oportunidad para asociarse con los mejores en el nivel internacional, las autoridades del Colegio Técnico Profesional de Siquirres, los jóvenes y la comunidad, han invertido más de un año preparándose para incorporarse a este programa. Lo han hecho con el apoyo de la Asociación del Bachillerato Internacional de Costa Rica (Asobitico), que hizo una inversión millonaria para patrocinar ese exigente proceso. Sin embargo, justo cuando esos esfuerzos se vieron coronados con la aprobación de la Organización del Bachillerato Internacional y los jóvenes siquirreños se preparaban ansiosos para iniciar este reto en el próximo curso lectivo, el Ministerio de Educación Pública decidió hacer añicos ese sueño y privar a los jóvenes de esa oportunidad inigualable de superación.
Decisión incomprensible. En efecto, el MEP le está prohibiendo al centro educativo que participe en el programa. Esta es, de por sí, una decisión que costaría entender normalmente. Pero resulta imposible hacerlo cuando se tiene en cuenta que el mismo Ministerio había dado su autorización en marzo del año pasado para que el Colegio Técnico Profesional de Siquirres iniciara el proceso. Es decir, que primero se autoriza a realizar el proceso, y cuando este ya se ha culminado, exitosamente, entonces se prohíbe concretarlo.
Los costarricenses esperamos mayor seriedad en las decisiones de nuestras autoridades públicas. Dado que lo resuelto por el MEP en este caso es rayano en la arbitrariedad, la legalidad de la decisión que priva a los jóvenes siquirreños de esta oportunidad, es más que dudosa, y es de esperar que la Sala Constitucional acoja el recurso de amparo de los estudiantes.
Resulta instructiva esta paradoja de ver estudiantes luchando a brazo partido por la oportunidad de cursar un programa más exigente que el ordinario y acceder a una educación de mayor calidad, y mirar al mismo tiempo al Ministerio de Educación Pública (MEP) oponerse denodadamente a que esto suceda.
Un observador racional esperaría que fuese el MEP el mayor interesado en promover este y otros mecanismos de elevar la calidad de la educación secundaria pública.
Es, por demás, altamente ofensivo que la viceministra de Educación que denegó esta oportunidad a los jóvenes siquirreños, Dyalah Calderón, afirme que el colegio siquirreño no está en capacidad de impartir el programa, como lo dijo al Tico Times. ¿Cómo puede ser que la propia viceministra académica de Educación tenga tan poca fe en las capacidades de los educadores y estudiantes siquirreños? ¿Así piensa el MEP liderar y estimular a los estudiantes y educadores costarricenses para que se superen? Además, es muy distinta la opinión de Asobitico, dispuesta a invertir decenas de millones de colones en su convicción de que sí tienen esa capacidad, así como de la Organización del Bachillerato Internacional, que es la entidad experta en la materia y le dio su aprobación al colegio de Siquirres.
Al privar de oportunidades a los estudiantes siquirreños en lugar de procurar que reciban más, al contradecir casi año y medio después su propia autorización para ese proceso, al debilitar sin razón un programa de iniciativa privada para llevar educación de calidad a comunidades rurales y urbanas que carecen usualmente de esas oportunidades, el MEP está dando un enorme paso atrás.
Solo en un mundo bizarro sería esperable que el Ministerio de Educación Pública bloquee esfuerzos para mejorar la calidad de la educación secundaria. Ese grave error debería ser rectificado. Los jóvenes siquirreños que están luchando para tener una mejor educación así lo merecen.